No cabe duda que son tiempos de cambios. Quizás no nos demos cuenta de cómo lo hace, pero día con día el Internet está cambiando la manera en que vivimos, llegando incluso a tocar las fibras más elementales de la estructura social.
O tan siquiera así ha pasado en muchos países, en los que el Internet se ha convertido en una plataforma para crear grandes y pequeñas revoluciones que van formando la realidad social mundial.
¿Qué fue lo que pasó? Pues bien, un grupo de ciudadanos islandeses presentaron al parlamento un borrador para una nueva constitución; lo interesante es que lo compilaron con la ayuda de cientos de personas que aportaron algo, una especie de gran consulta ciudadana para reescribir la constitución, todo vía Internet.
La reacción del público fue muy importante. Muchos de los miembros fueron increíblemente activos a la hora de responder los comentarios que llegaron […] dijo Salvor Nordal, el líder del comité de ciudadanos encargados de llevar a cabo esta iniciativa.
La verdad esto es una experiencia completamente distinta a la que estamos acostumbrados en otros países. De alguna manera el Internet está acercando el proceso legislativo —comúnmente algo reservado a una “clase política”— abogando por una verdadera democracia.
La constitución con la que cuenta ahorita el país fue adaptada de la de Dinamarca cuando la isla se ganó su independencia del reino escandinavo en 1944. Después de eso ha tenido algunas modificaciones, pero su base es la misma. Entonces nos encontramos con uno gran esfuerzo de modernización. Después de la crisis económica en 2008, la sociedad civil exigió la modernización de la constitución , pero para hacer esto se pedía que fuera el mismo pueblo —gente común y corriente— el que estuviera liderando este proceso.
Para llevar esto a cabo el concejo tenía presencia en su página oficial de Internet —
www.stjornlagarad.is— en la cual se llegaron a tener más de 1.600 comentarios y propuestas; pero también había diálogo y propuestas en Facebook, Twitter, YouTube y Flickr.
La mayoría de estas sugerencias tenían que ver con el modelo económico de la nación, pero muchas de ellas tenían que ver con el Internet, la neutralidad de la web y la transparencia y libertad de accesar a la web.
Es algo desordenado, completamente confuso a veces. […] Pero si vemos el proceso legislativo de la mayoría de los países, es igual de confuso y desordenado. Dijo Eirjur Bergmann, profesor de ciencias políticas de la Bifroest Unioversity y uno de los ciudadanos involucrados en el proceso.
¿Quién se atreverá a seguir el ejemplo de Islandia? Me encantaría ver a países de América Latina en dinámicas parecidas —¿se imaginan hablar de
legislación web en Perú, Argentina, México o cualquier otro país del continente?—, pero quizás el gran problema sea
la nueva y creciente brecha digital. ¿Estará Islandia marcando un nuevo futuro en la política y el Internet? Esperemos que sí.