Viajamos a Cherán, un pueblo rebelde de indígenas purépechas en el estado de Michoacán, para celebrar el primer aniversario de su lucha contra el crimen organizado y la defensa de sus bosques.
Durante varios años, la comunidad de Cherán sufrió el saqueo de sus bosques por talamontes, quienes estaban protegidos por células de La Familia Michoacana. La gente del pueblo pidió ayuda al gobierno municipal, que en ese entonces era del PRI, al gobierno estatal, del PRD y al gobierno federal del PAN. Nadie les hizo caso, así que el 15 de Abril de 2011 dijeron basta y se levantaron, armados con piedras, palos y machetes para defender sus recursos. Estuvieron atrincherados por varios meses, instalaron retenes en las cuatro entradas del pueblo y barricadas en cada calle.
La lucha siguió hasta que lograron destituir al gobierno municipal y apelando a leyes internacionales consiguieron el reconocimiento de su autonomía indígena y el derecho a elegir a su gobierno por usos y costumbres.
El ex-presidente municipal y el resto de su gobierno salieron corriendo y hoy, Cherán es gobernado por un consejo de 12 personas y un grupo voluntarios se encargan de la seguridad, con las patrullas y armas que usaba la policía municipal. A un año del levantamiento los retenes siguen en pie y la población ha prohibido toda propaganda política y cualquier acto de campaña. También han decidido no celebrar las elecciones federales, porque como nos dijo uno de los miembros del consejo “si el gobierno tuviera un poquito de verguenza, no se atrevería a hablar de elecciones cuando no han garantizado nada de seguridad. Por eso, en Cherán, ni un partido más”.
Durante varios años, la comunidad de Cherán sufrió el saqueo de sus bosques por talamontes, quienes estaban protegidos por células de La Familia Michoacana. La gente del pueblo pidió ayuda al gobierno municipal, que en ese entonces era del PRI, al gobierno estatal, del PRD y al gobierno federal del PAN. Nadie les hizo caso, así que el 15 de Abril de 2011 dijeron basta y se levantaron, armados con piedras, palos y machetes para defender sus recursos. Estuvieron atrincherados por varios meses, instalaron retenes en las cuatro entradas del pueblo y barricadas en cada calle.
La lucha siguió hasta que lograron destituir al gobierno municipal y apelando a leyes internacionales consiguieron el reconocimiento de su autonomía indígena y el derecho a elegir a su gobierno por usos y costumbres.
El ex-presidente municipal y el resto de su gobierno salieron corriendo y hoy, Cherán es gobernado por un consejo de 12 personas y un grupo voluntarios se encargan de la seguridad, con las patrullas y armas que usaba la policía municipal. A un año del levantamiento los retenes siguen en pie y la población ha prohibido toda propaganda política y cualquier acto de campaña. También han decidido no celebrar las elecciones federales, porque como nos dijo uno de los miembros del consejo “si el gobierno tuviera un poquito de verguenza, no se atrevería a hablar de elecciones cuando no han garantizado nada de seguridad. Por eso, en Cherán, ni un partido más”.