Michael Reynolds es un arquitecto norteamericano que, preocupado por el medio ambiente y por innovar en el diseño, decide implantar una casa completamente sostenible y que perjudique lo menos posible al medio ambiente: se provee agua a sí misma, mantiene automáticamente una temperatura confortable o recicla sus propios desperdicios. Por tal de poder tirar adelante su proyecto Reynolds tendrá que batallar duramente contra la burocracia y demás instancias, convirtiéndose la suya en una historia involuntariamente cuasi-épica, para así poder presentar al gran público este modelo de vivienda.
Michael Reynolds lleva 35 años rompiendo las normas de la arquitectura y sociedad convencional. A partir de los setenta, comenzó a construir un poblado en un desierto de Nuevo México con latas de cerveza, barro, botellas de plástico y neumáticos viejos. No son pocos los seguidores de Reynolds, puesto que éstos han construído alrededor de 2.000 viviendas Earthship (literalmente, nave de tierra).
Éste sistema de trabajo ha sido rechazado por políticos y compañeros de profesión que sólo desde hace unos años, (curiosamente a partir del desastre del gran Tsunami) reconocen la validez de estas construcciones.
Sus viviendas son autosuficientes casi en su totalidad, prescindiendo de recursos externos hasta puntos poco imaginables. En ellas están integrados invernaderos que proveen de todo tipo de frutas o verduras a sus habitantes, además de un complejo sistema de filtrado de agua. El reto, según Reynolds, se ha convertido en un asunto “de vida o muerte”: el de combatir el cambio climático y la dependencia de combustibles fósiles. Según él, cualquiera puede construir su propia vivienda.
Reynolds y su equipo se desplazaron a las islas Andamán (India) para la reconstrucción tras el Tsunami de 2004. Allí levantaron catorce viviendas totalmente ecológicas e instruyeron a los arquitectos locales para que pudiesen aplicar el mismo sistema en el futuro. En 2005, tras el huracán Rita, desarrollaron un proyecto similar en México. Reynolds vive en una gran meseta de Nuevo México, donde tiene su cuartel general y su casa, cultiva sus propias plantas y diseña nuevos proyectos.